Claudia González Tarín

Cuando compramos una casa, sea nueva o usada, es muy común que busquemos que los espacios estén no solo a nuestras necesidades en cuanto a la dinámica familiar y funcionalidad, sino también que sean reflejo de nuestra personalidad. Aquí es donde empezamos con el gran dilema de cómo vamos a integrar cada uno de los espacios de nuestra casa. Lo más recurrido a considerar y poner manos a la obra es que empecemos por las áreas comunes o aquellas donde pasemos más tiempo. Esto depende de la dinámica personal y familiar: no es lo mismo para una persona soltera que pueda tener mascota, que para una familia que busca tener espacios adecuados para convivir.

Precisamente de ahí se define la duda que lleva el título de nuestro artículo: “Áreas verdes en casa: ¿poner o no poner? He ahí la cuestión”, y al tener ese cuestionamiento podemos hacer una pequeña evaluación. Tener una zona verde es, en verdad, un espacio hermoso que casi todos queremos tener. Pero como se trata de interrelación con seres vivos, sus cuidados resultan más allá del mero placer de tener vida en casa. Y todo eso implica atención, costo y puede tener algunos inconvenientes.

ALGUNAS CONSIDERACIONES

• 1. En un área verde podríamos reunirnos en familia y poner pros y contras, como por ejemplo el mantenimiento, puesto que un espacio así requiere mucha atención para que se mantenga en óptimas condiciones de limpieza, de seguridad --por fauna y flora que se originan en un microclima así-- y de estética. El mantenimiento va desde quién lo va a realizar, si nosotros mismos o algún miembro de la familia y el tiempo que esto implique; o si se verá con algún proveedor de servicio, cuánto sería el costo en caso dado.
• 2. Si la decisión ha sido positiva, de que sí deseamos tener un área verde, también debemos considerar para qué será usada dicha zona: ¿será solo para mejorar la vista estética de nuestra casa o departamento, o si le daremos algún uso en especial?
• 3. Si tenemos mascota ¿permitiremos que haga uso del área incluso para sus necesidades fisiológicas? Además, recordemos que hay plantas y flores que no son aptas para nuestras mascotas. Así pues, si les permitiremos el acceso puede haber algún daño a las plantas o al césped.
• 4. Otro ejemplo sería: si tenemos un bebé en casa, y si deseamos que experimente con texturas y el aire libre. En esto hay que considerar alergias sí o no, o contacto con fauna nociva, o simplemente una saludable inmersión en la naturaleza.
• 5. O quizá solo deseamos un área de descanso o de lectura. Y qué mejor que pasarla en esa zona fresca, natural, llena de vida y de fragancia. Aunque ese placer cueste.

Así que tenemos trabajo previo para definir qué extras le podemos dar a nuestra casa, siempre buscando lo mejor para nosotros mismos y los nuestros.