Norma Rendón

Tener una casa en la playa es uno de los mejores placeres que podemos experimentar en nuestra vida. Quizá sea un anhelo, una aspiración, que todos en algún momento tenemos. A muchas familias nos ha pasado que, cada vez que salimos de vacaciones a algún destino costero, llegamos al hotel que habíamos reservado, y nos la pasamos muy bien. Pero luego, al salir a caminar por esa ciudad, observamos propiedades en algunos de los rumbos, y decimos: “¡Qué ideal sería contar con una casa propia de playa y llegar a ella cada ocasión que se nos antojara… y en cualquier época del año!”.

La satisfacción que nos daría, además, prestarla y darle las llaves a nuestros parientes o amistades. O, bien, ¿por qué no?, rentar nuestra propiedad en el ínter en que no vayamos de vacaciones. Pero, en sí, ¿a quién no se le antoja pasar algún atardecer o amanecer desde la habitación de nuestra casa propia de playa, y si tiene alberca, mejor? A continuación, te mencionamos algunos beneficios de tener la playa como nuestro hogar:

• Mejora la salud al respirar un aire limpio, puro y de muy alta humedad relativa.
• Disfrutar de alimentos frescos, distintos, en nuestro día a día, tras hacer el cambio de residencia a una región costera.
• Cuando lleguemos a la edad del retiro y la pensión, quizá la playa sea la mejor opción de pasar nuestros últimos años en tranquilidad, sin el bullicio de la ciudad del interior donde vivimos.
• Tener actividades de ocio, disfrutando de varios deportes acuáticos
• Emprender algún negocio que pueda crear una experiencia en los viajeros que visitan los lugares de playa